sábado, febrero 04, 2017

Mis miedos me acercan a Dios


Todos tenemos algún tipo de miedo o fobia en cierta medida, quizás unos lo hemos descubierto u otros no, puede ser que el miedo a algo apareció en una situación determinada y ahí nos dimos cuenta que existe; sin embargo, estos miedos son parte de la vida y de cierta forma diríamos que son normales. Personalmente mis miedos me ayudan a depender de Dios y saber que LO necesito, que no soy autosuficiente para superar alguna determinada situación y cuando me siento rodeada de estos sentimientos que me hacen dudar es cuando me arrodillo ante Él porque sé que no hay más respuesta que Jesús. Estoy en pleno conocimiento que Él es quien sostiene mi vida y que se encuentra en total control de ella.
Bueno, voy a dejar de lado la teoría y los términos generales para contarles mis experiencias con una gran fobia, no precisamente aparecieron en el campo de misión, pero ahí ha estado y, sé que es algo chistoso pero, no sé si algún día podré superarlo (no me juzguen, sólo oren por mi). Se trata del miedo a las CUCARACHAS.
Estos insectos asquerosos siempre me han hecho la vida de cuadritos y todo empezó desde pequeña cuando una cucaracha gigante voló hacia mí estando en la cama. Yo me tapé con la sábana y logré evitar que me atacara, al parecer se había ido y de repente cuando puse mis pies en el suelo, la aplasté. ¡Qué asquerosa experiencia! Desde ahí ellas y yo no nos llevamos bien. Muchas veces he gritado al ver una volando, al sentirla cerca de mí, al escuchar su aletear, etc. Bueno, pensé que viniendo a Madagascar me libraría de ellas y recuerdo que un día una amiga del trabajo que sabía que me iba de misiones me dijo “he averiguado sobre esa isla y allí existen cucarachas gigantes”, casi muero en ese instante pues era un dato que no conocía y ella no sabía acerca de este miedo. ¿Qué puedo pensar con esto? Vamos a espiritualizar la situación: “Dios quiere trabajar conmigo en este miedo”, “Dios me está probando jaja (no creo esto)”, “Dios quería que me retracte de venir a esta hermosa isla (tampoco creo esto)”, o simplemente estos insectos son parte de este planeta y así como yo existo, ellas también jaja.
Aquí en Madagascar he tenido más de una anécdota con ellas y quiero contarte rápidamente tres experiencias. Sucede que era la noche y estando en mi casa una de estas repulsivas entró por debajo de la puerta. En seguida, cual “toque de queda” impidió mi andar normal por la casa y se adueñó de mi espacio volando de un lado a otro. Ya se imaginarán cómo me puse con esta situación, yo andaba gritando por todos los rincones de la casa (mi casa es pequeña, por lo tanto grité y corrí casi en el mismo sitio jejeje). En otra ocasión, estaba durmiendo y no entiendo cómo esta cucaracha logró filtrarse dentro del toldo, de repente ya estaba en mi brazo caminando, la sentí y tal cual presionas un resorte: salté de la cama al piso, felizmente logré rociarla con el insecticidas pero la horrible sensación en mi brazo aún la puedo sentir mientras escribo este artículo. La última experiencia y más desagradable fue cuando me fui a cenar con unos compañeros y volvía para mi casa. Subiendo las escaleras (estoy en un departamento en un segundo piso), allí estaban ellas, un grupo de cinco o seis, tomadas completamente de mi puerta, grandes y feas. Lo peor es que una vez que atravieso la escalera tengo dos opciones: o enfrentarlas así me caigan encima y abrir la puerta, o regresarme y tardar horas para lograr entrar y pasar vergüenza con los pocos vecinos que no entenderían por qué grito. ¿Qué creen que hice? Pues dije “En el nombre de Jesús, aquí voy” y me atreví a pararme en la puerta con ellas allí aleteándome en toda la cabeza y por todos lados mientras abría la puerta; como para empeorar la situación la llave se me trabó y me desesperé y grité y grité hasta que logré dar la vuelta la llave y la manija y al fin ¡entrar! La historia no termina ahí sino que dos de ellas entraron conmigo. Afortunadamente tenía el insecticida a la mano y me defendí y lo bueno es que mi casa queda a lado de una colina y al parecer los vecinos no escucharon mis gritos.
¿Qué he aprendido con esto? Definitivamente NO he aprendido a soportarlas pero lo que sí estoy segura es que mi carácter está siendo moldeado en todo sentido. Con estas experiencias, que para algunas personas será una tontería, para mí es la piedra que me afila como un cuchillo listo para hacer su trabajo. Y esto me recuerda al Apóstol Pablo cuando dijo: Por eso me regocijo en mis debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Co. 12:10. Estas dificultades y miedos (obviamente incomparables ante lo poco que yo he vivido) adiestraron al Apóstol para realizar la tarea que le fue encomendada por el mismo Señor Jesucristo. Sus dificultades hicieron de él un hombre perseverante y fuerte. Sus dificultades no lo amedrentaron, no lo decepcionaron o al menos no se dejó vencer de estos sentimientos de debilidad pues aprendió a regocijarse y entendió que mientras más débil era, Dios le daba la fuerza para resistir y continuar para lo que fue llamado. Me imagino aquella vez que los apóstoles fueron azotados por compartir el evangelio, por decir la verdad; ellos no estaban inventando el agua tibia como comúnmente se diría, luego los amenazaron en que sí volvían a testificar les esperaba un castigo más severo incluyendo la cárcel, sin embargo no tuvieron miedo y salieron derechito a seguir hablando de Jesús. (Hechos 5:40-42). Esta historia me lleva a reflexionar en que he sido demasiado débil en las situaciones difíciles y no sólo me refiero a las cucarachas sino en otros ámbitos de mi vida. Siento que me falta aprender mucho para recibir con alegría las afrentas por causa de Cristo. Por otro lado, percibo que tengo esperanza pues mi corazón se mueve para desearlo a Él cada día y no quiero ser igual, cada día quiero luchar, cada día quiero ser moldeada para mi Señor, quiero ser preparada por Él. ¿Qué de ti? ¿Estás preparado para seguir testificando a pesar de tus debilidades, dificultades y miedos?

Hechos 5:40-42


40 Entonces llamaron a los apóstoles y, luego de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.

41 Así, pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre. 42 Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías.
Voy a ser sincera, la última vez lloré por culpa de esas cucarachas pero después no paré de reírme porque me encontré a mí misma llorando por un insecto que no logro tolerar. Siento que hoy soy más fuerte que ayer, mis debilidades y dificultades me están adiestrando para continuar con alegría la tarea a la que fui encomendada. Todas las veces antes de subir las escaleras me digo: “aquí voy de nuevo” (y me aliento con un suspiro profundo). Y así continúan mis aventuras en Madagascar.


P.D.: Si vienes a visitarme no sólo podrás apreciar la variedad de cucarachas sino que por el mismo costo podrás ver ranas, ratones, arañas gigantes, lagartijas, especies raras de insectos, etc. jajajajajaa ríete conmigo y aprende a ver tus debilidades/dificultades como oportunidades. 

Bendiciones. 

Di

jueves, enero 12, 2017

NOV-DIC16: Carta de Noticias: Cierre de año 2016


Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio.
1 Timoteo 1:12

Tan poco tiempo aquí en Madagascar pero tanto aprendizaje adquirido. Sigo dándole gracias a Dios por tan linda experiencia en el campo de misión. Cada día es una nueva aventura que genera expectativas, valentía y agradecimiento por tantas bendiciones.

Ser parte de los planes de Dios y estar donde las “papas queman” es verdaderamente un desafío. Desafío porque he podido llegar a conocer más cosas de mí y lidiar con ellas y al mismo tiempo desaprender lo que ya había aprendido como persona dentro de una cultura.

Meses que nunca olvidaré
Noviembre y Diciembre fueron meses increíbles pero también con muchos sentimientos encontrados. Al parecer esto de “entregar y dejar ir” no es fácil y es algo que estoy aprendiendo. Cuando mis compañeras americanas se fueron después de sus 4 meses de servicio me sentí nostálgica y un poco triste pues compartí muchas experiencias y situaciones con ellas. Al inicio me sentí frustrada al pensar: ¿por qué ellas deben irse? ¿por qué debo desacostumbrarme a estar sin ellas si apenas estaba acostumbrándome a su amistad? Y muchas otras preguntas que me hice. Creo que así pasé más de una semana antes de que se vayan de la isla y al mismo tiempo esto me permitió unirme más con Dios haciéndole las preguntas que necesitaba y pidiéndole que me ayude y provea otras personas, otros amigos, nuevas rutinas y otras oportunidades.
Y así, como las cosas de Dios son únicas y sorprendentes, el día de su partida sentí que debía entregarle a Dios el cariño por ellas y dejarlas ir “mental y sentimentalmente”. Al día siguiente la paz en mi corazón sobreabundaba de manera que pude experimentar lo que dice Filipenses 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Realmente Jesús tuvo cuidado de mi corazón.



El trabajo continua en Mada
El legado que nos dejó Jesús no sólo fue que predicáramos el evangelio sino que amáramos a los demás como a uno mismo. Y llevar eso a la práctica a veces se confunde. Cuando llegué aquí pensé que lo primero que debía hacer era hablarles a todos de Jesús, después me frustré pues no había tomado en cuenta el idioma diferente al mío, incluso no hablan inglés. Entonces comencé a hacer más realista y me dije: ¿cómo puedo mostrarles amor si no puedo hablarles de Jesús? La Biblia me hizo entender en esos tiempos de intimidad que amar no consiste en palabras (tal vez ustedes ya lo sabían) y si bien es cierto yo también lo sabía, la parte confusa es poner las dos cosas al mismo tiempo en la práctica. Siempre he amado a los que me aman y eso es normal pero amar a quienes no conozco y sin hablarles es complicado. Pero la bendición más grande que he recibido es que ELLOS (los malgaches con quienes me rodeo) me aman sin haberme conocido antes, sin hablarme, sin saber exactamente de dónde vengo y muchos otros detalles más. ¡Wow que bendición más grande!
Un día me fui a visitar a una señora joven a su casa, ella me dijo que me quedara a almorzar obviamente con señas jaja y entre palabras desconocidas para mí, entendí que quería que permanezca en resto del día con ella. Me habló casi por 3 horas explicándome cómo se cocina porque me señalaba el fogón de carbón en donde estaban las ollas y también parecía que me contaba acerca de su hija y su esposo. Bueno, salí con dolor de cabeza pero lo importante es que la escuché y cada vez que nos reíamos, yo la abrazaba (ella sí tenía una razón para reírse, yo me reía de lo que ella se reía o no se si al final ella se reía porque que yo la abrazaba jajaja). En resumen, ese tiempo fue hermoso. Hemos ido a la playa y seguimos con las señas pero también con las preguntas que ya puedo hacer en este idioma.
Lo que trato de decir es que el trabajo de compartir a Jesucristo no se trata sólo de “cuántas personas he evangelizado” o "cuántas he llevado a los pies de Cristo" pero se trata de ese diseño integral y maravilloso que Jesús aplicó en la tierra y es el estar con sus discípulos, saber lo que ellos necesitan, reír con ellos, llorar con ellos.
El trabajo recién empieza y el tiempo pasa volando. Dedico mis semanas a salir con las personas que estoy discipulando, ya sea al mercado, a la playa, a caminar, etc. Así también preparo mi tiempo para contar historias de Jesús con la ayuda de mi amiga malgache que me traduce. Oren por los 3 grupos que Dios me ha permitido tener: las mujeres en Belamonte, las chicas de los sábados y los estudiantes del instituto de Inglés.

Compartiendo tiempo con ellos


Navidad, dulce Navidad
Recibí algunos mensajes de personas que trataban de ponerse en mis zapatos al saber que no pasaría con mi familia en estas fechas en que más se comparte. Muy agradecida con ellos, sin embargo con las amorosas lecciones del Señor en este tiempo, he crecido y madurado muchísimo. La Navidad y el fin de año no fueron motivo para estar nostálgica a pesar de estar lejos. Puedo decir que fue una dulce Navidad y una excelente despedida de año. Para esas fechas fui invitada a pasar en casa de mis líderes de campo con su familia. El sábado de Noche Buena ellos prepararon una rica comida y el domingo muy temprano teníamos regalos bajo el árbol. ¡Qué alegría!
Además, por la bendición de Dios, organicé un almuerzo navideño con las discípulas de Belamonte. Realmente Dios nos regaló un banquete y ellas estaban más que agradecidas. Así que tempranito todas cocinamos, luego cantamos alabanzas y después vimos un video con fotos que preparé para ellas. No puedo pedir más, estoy agradecida con mi Señor.
Fin de año fue emocionante pues lo pude celebrar dos veces y sin pasar mala noche jeje pues en mi fin de año asistí a mi primera boda malgache, unos amigos se casaban mientras Ecuador dormía. Al día siguiente 1 de enero en Mada, pero aún 31 de diciembre en Ecuador pude conectarme al internet y recibir el año nuevo con mi familia. No faltaron los besos y abrazos virtuales. Fue algo increíble vivir eso. Adoro la diferencia de horas jaja.



¡Agua, bendita agua!
Jajaja ya saben lo que intento decir. Sucede que uno de los aprendizajes más grandes además de la paciencia es ser flexible. Y es que por 3 semanas seguidas no tuve agua en mi casa. Los primeros días solo pensaba “tranquila Diana, ya va a llegar” pero como al tercer día solo pude decir “agua, bendita agua ven pronto”. A veces llegaba el agua pero con muy muy baja presión de tal forma que puedes contar las gotas y así se llenaban mis baldes para poder bañarme o incluso preparar comida. Y tal vez entre los dones que Dios nos ha regalado tengamos la paciencia pero me di cuenta, entre coraje y coraje jajaja, que cuando pasas a un nivel superior de la paciencia, se desarrolla la flexibilidad. Creo que hay muchos ámbitos de ser una persona flexible pero al menos con el agua he aprendido que no siempre puedo bañarme cuando quiero ni puedo cocinar como quiero. Y sólo me resta decir “hay muchos días que tuve abundancia de agua pero esta vez me toca la escasez y debo aprender a vivirla”. Ya vendrán otros días en que pueda cocinar y bañarme como me gustaría. Sólo quiero estar agradecida con el Señor por todo y en todo.

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ORA POR:

Por fuerzas y renovación de mente para el 2017. Que la Palabra de Dios siga guiando mi vida y llenando mi alma de su presencia.
Que las circunstancias me permitan crecer y no menguar.
Por los estudios bíblicos con los diferentes grupos.
Por la continuidad del estudio del idioma (estuve en vacaciones).
Por las amistades que estoy desarrollando día a día.
Por mi familia y demás seres queridos.
Por salud personal y de mi familia.
Por la reunión anual de misioneros de la región África Subsahariana que se realizará a finales de Marzo en Sudáfrica.
Por las finanzas y por los ofrendantes. Que Dios bendiga sus vidas y que sigan siendo fieles en lo que propusieron.