miércoles, enero 24, 2018

Mi estadía con la tribu Tandroy

Estaba llena de expectativas antes de empezar mi viaje de 5 horas hacia la región Androy. Mis expectativas se mezclaban con miedos y nervios por ser algo nuevo para mí. Para los que recién se integran a mi blog, les hago un pequeño resumen de mi vida en el sur de Madagascar: 


Llegué en Agosto del 2016, me recibió una familia misionera americana que tiene viviendo aquí ya más de 5 años, ellos son mis vecinos, vivo en un departamento como misionera soltera, pues no hay más misioneras solteras en el equipo, solo familias. Resido en el sur de Madagascar exactamente entre la tribu o región Anosy, la gente oriunda de esta región son llamados Los Antanosy. Cada tribu tiene sus costumbres particulares por lo que estoy bastante acostumbrada a las personas de esta región.

Emprendí mi viaje con dos familias misioneras americanas. Actualmente viven 3 familias misioneras en esta región: 2 familias americanas, 1 familia canadiense y 1 ecuatoriana soltera: yo :). Luego de 5 horas en carro y con carreteras no en buenas condiciones llegué con nauseas y dolor de cabeza. Llegamos en la tarde por lo que pudimos descansar en un hotel que tiene un ambiente muy familiar y cálido. Las habitaciones son pequeñas pero muy acogedoras. 

Las habitaciones están rodeadas de plantas a la entrada


Al día siguiente emprendimos el viaje de una hora para el propio campo, el lugar donde me quedaría a vivir por unos cuantos días para experimentar la cultura entre ellos. Mis amigos misioneros me dejaron allí en la comunidad llamada "Salohimahasoa" para después encontrarnos en otro lugar luego de mi experiencia cultural.  
Los malgaches son muy hospitalarios y siempre quieren ofrecer lo mejor para sus visitantes. Cuando llegué a la comunidad, me recibieron con alegría. Ellos estaban sentados en un petate grande, hombres, mujeres y niños. Me senté en el petate con ellos y todos me quedaban mirando de cabeza a los pies, me sentía un poco incómoda ya que con sus miradas me examinaron jaja. Hubo un tiempo de silencio y contemplación a mi persona, entonces rompí el hielo con: "Mi nombre es Diana, soy malgache y vivo en la región Anosy", ellos soltaron la carcajada pues sabían perfectamente que yo no era malgache en lo más mínimo. A ellos se les hace difícil ciertos nombres, ellos me llaman "Dinake" y pues así me presento ante ellos. 

En las primeras horas conversamos debajo de un árbol grande y sentados en el petate, cada uno de ellos me hizo una pregunta o varias preguntas para conocerme, así mismo yo también hice preguntas para irlos conociendo. Las mujeres y yo decidimos trenzarnos el cabello ese día. Entre risas y algunas palabras que no conocía en el dialecto tandroy terminamos la tarde. El dialecto que yo he aprendido por año y medio es el Tanosy y hay mucha diferencia entre el Tanosy y el Tandroy. 

Aquí ya me habían entrezado el cabello, ahora yo le hacía las trenzas


Cuando los malgaches tienen visitantes ofrecen gallina criolla para comer en uno de los almuerzos o cenas. Para mi primer día ya estaban matando una gallina. Vale la pena recalcar que a pesar de vivir en el campo, ellos no comen gallina o pollo pues es muy caro para ellos. Los animales que tienen sirven para tener negocios y así poder sustentarse. Tener una gallina en mi plato era todo un honor. La comida típica de ellos es el arroz, frejoles, yuca, camote. No comen todo eso a la vez pero una o dos cosas combinadas. Cuando comen gallina, también comen sus intestinos o las "tripas" comúnmente hablando, especialmente los niños. Mientras la esposa de uno de los líderes de la comunidad cocinaba la gallina, me ofreció el hígado y corazón asado en carbón. 



Limpiando y cocinando la gallina


Los malgaches situados en zonas rurales viven en pequeñas chozas construidas por ellos mismos. Sus casas están compuestas básicamente del dormitorio y la cocina por ser lo esencial para vivir. Pero estas dos "habitaciones" no se encuentran en la misma casa. Es decir, una pequeña choza es sólo el dormitorio (solo un espacio pequeño para la cama), y en otra choza tienen la cocina (que sólo es el lugar donde encienden el carbón como en la foto de arriba). Cuando estábamos cocinando, llegaron la mayoría de las mujeres de la comunidad para ayudar.

Lo que puedo destacar en cuanto a su hospitalidad es que ellos estuvieron pendiente de mí todo el tiempo. Cuando necesité ir a la letrina (pues no poseen inodoros), una de las mujeres siempre estuvo pendiente para acompañarme y mostrarme el camino.

Durante el tiempo que permanecí en ese lugar me transformé en una malgache más. No solo estaba vestida como ellas (vestida con mi lambahoany) pero desarrollé las mismas tareas que ellas: sacar agua del pozo, recoger frutos del campo, comer en el suelo porque no tienen mesas de comedor ni nada por el estilo, hablé con el líder de la comunidad también quien es el responsable del desarrollo y bienestar de la misma.

La vida en la región Tandroy es muy difícil. Ellos no poseen lo que nosotros llamamos "los recursos básicos" para subsistir. No poseen energía eléctrica, agua corriente, baños, entre otras cosas que yo seguiría llamado "básicas" como tener más de una cama para una familia compuesta de 7 u 8 personas, etc. A través de la vida de los antandroy, Dios me ha estado tratando, no solo con este viaje sino desde que llegué a Madagascar. Enfrentar la pobreza, la escasez, los pocos recursos que ellos tienen ha sido un "shock" en mi vida. Si bien es cierto, yo no estoy viviendo en carne propia la extrema pobreza pero desde que llegué a este lugar me he propuesto vivir una vida con mucha sencillez y sin lujos en lo absoluto. Hablar sin palabras a estas personas, vivir como ellos en lo que más se pueda, impacta grandemente sus vidas.

Algo que me llamó mucho la atención fue ver la creatividad que ellos tienen al vivir enfrentando dificultades a diario. Fuimos al pozo con las mujeres el cual está situado a 5-8 minutos de la comunidad. El pozo lo tienen escondido y bajo llave pues el agua es muy preciada para ellos por ser de que la región Tandroy es tierra conocida por sus largas temporadas de sequía. Este pozo se llena con agua de las lluvias y esa agua es la que se utiliza para todas las actividades incluso para beber. Los baldes de agua estaban llenos de hojarascas y pequeñas piedrecillas. Llegando a casa, una de ellas decidió beber agua, la puso en un pequeño tazón y agarró el toldo de su cama y lo usó para cernir el agua y poder beber. Parece algo tan sin importancia pero a mí no se me hubiese ocurrido usar el toldo como cernidera. Definitivamente impresionante!

Termino este artículo dando gracias a Dios por las experiencias que he vivido y también muy agradecida por su provisión hasta el día de hoy.

Si quieres ser parte de la misión de Dios, te animo a que sigas orando por los obreros que están trabajando en el campo de acción o específicamente por Madagascar y esta servidora. Gracias de antemano por tus oraciones.


"Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo."

Lucas 10:2 NVI