sábado, noviembre 09, 2019

iCuidado! No conviertas tus piedras en pan

Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Mateo 4:3 RVR1960 



Por: Diana Lin


La mayoría de las veces que he leído acerca de Las tentaciones de Jesús he relacionado que sólo El pudo vencerlas por ser Dios y osaríamos en decir que esto es una ventaja muy grande que nos deja a toda la humanidad fuera de poder hacer algo así. Pero, iqué equivocados que estamos al pensar de esta forma!

En el relato de las tentaciones, Jesús nos descubre su corazón, poniendo delante de nuestros ojos sus luchas, luchas que fueron similares a las nuestras. El no solamente fue tentado como Dios sino como hombre mismo. Esta historia nos está diciendo que Jesús puede ayudarnos en nuestras tentaciones porque El mismo fue tentado. (Hebreos 4:15)

Recordemos que Jesús salía de un tiempo de ayuno de 40 días. Humanamente estaba a punto de morir. Muchos estudiosos y eruditos de la Palabra consideran que la lucha que Jesús tuvo fue más allá que una mera oposición externa de encontrarse en una montaña con Satanás en donde se podían ver “todos los reinos de la tierra”, por el contrario, se dice que su lucha fue interior, en su propio corazón, mente y alma.

Personalmente esto abre mis ojos a pensar en “las tentaciones de Jesús” no como una serie de tv asiática en donde los enemigos vienen con todas estas fuerzas de poderes y luces del mal lanzando llamas y que Jesús es “el pepudo” que sin mucho esfuerzo los derriba y posteriormente le atribuimos su victoria a su naturaleza divina. Esta nueva comprensión me hace reflexionar en Jesús como Dios pero sin usar su poder divino para librarse de las dificultades y hacer su vida más fácil que la nuestra, me hace pensar en una batalla limpia que El la luchó y la venció, y me asombra aún más saber que esta lucha no fue “física dándole un patazo al diablo” sino una lucha en su mente donde la batalla se complica mucho más pues es un campo en donde todas las cosas son posibles y no hay límites.

Lo que más sobresale en esta historia es que las tentaciones fueron dirigidas a alguien que tenía poderes y que sabía que los tenía y cómo podía usarlos para librarse. Para mí, la mayor tentación que veo aquí es ser tentado a hacer mi propia voluntad, tener el pleno conocimiento que tengo las armas para defenderme y que puedo usarlas de la manera que quiera para no sufrir las tentaciones. Este era el plan de Satanás, que Jesús usara sus poderes para convertir las piedras en pan (recordemos que las piedras son nuestras tentaciones en nuestra mente, alma y cuerpo y que el pan es la forma de alivianar las tentaciones para no sufrirlas), y de esa forma cambiaría el plan de Dios que era que el primer milagro tuviera cita en la fiesta de las bodas convirtiendo el agua en vino mostrándonos que su poder divino era para saciar las necesidades de otros y no la suya misma a su conveniencia.

Finalmente quiero terminar haciendo una reflexión sobre esto último: una y otra vez somos atacados por nuestros dones, por aquello que sabemos hacer bien porque ha sido un regalo de Dios y siempre tendremos la tentación de usarlo para salirnos con la nuestra, para nuestro propio bien y no para el de otros, como decía William Barclay “para convertirse en amo y no en servidor de la humanidad”. Es como convertir las piedras en pan, es como buscar pan sin Dios.