sábado, febrero 17, 2018

Cuando pongo mi vida en las manos de Dios todo tiene verdadero sentido.

He empezado el año con sentimientos encontrados ya que se acerca mi tiempo de volver a Ecuador. Me he sentido muy sensible a todo a mi alrededor. He llegado al punto de llorar y reír al mismo tiempo, a veces lloro de alegría y gozo, otras veces lloro por nostalgia, tristeza o frustración. Bueno no pretendo hablar de mis sentimientos, lo que puedo decir es que "Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que Dios tiene para ellos" (Rom. 8:28). 

Estas situaciones de "sentimientos encontrados" me ha permitido encontrar a mi Creador, a mi Padre, a mi Salvador, a mi Príncipe de paz, a mi todo. En esos momentos más oscuros, más nublados, donde no logro ver el camino y proceder al siguiente paso, he doblado mis rodillas y he pasado tiempo en la presencia de Aquel que tiene todos los detalles de mi vida. He sentido su presencia más cerca de mí y como nunca antes. 

Hoy fue uno de esos días en que tenía mezclado todo por dentro pero debía salir a visitar a una señora que tuve la oportunidad de conocer por medio de mi aprendizaje del idioma. Me acerqué y le hice varias preguntas hace dos semanas. Hoy tenía una cita planificada con ella para hablar y extender más de lo que hablamos la vez anterior. Justamente al despedirme y agradecerle por el tiempo dedicado a mí, se acercó una muchacha de 28 años, de aspecto muy bonito, con sus trenzitas como es la cultura de aquí, sus ojitos brillantes y con una voz ronca y mala pronunciación debido a su estado etílico me dijo: "yo también quiero conversar contigo y decirte cosas de mí". Me llamó mucho la atención y acepté su ofrecimiento. Comenzó a contarme cómo era su vida de pequeña y cómo decidió llegar a ser una "makorely" (voy a utilizar este término para referirme a aquellas personas que usan su cuerpo como un medio de trabajo). Me dijo muchas cosas íntimas que no pretendo contarlas en ninguno de mis posteos pero lo que más tocó mi corazón fue cuando ella pronunció la siguiente frase con tanta resignación dando a entender que no hay otro camino para ella: "Soy una makorely pero no me gusta lo que hago porque no es mi voluntad"

Logré no derramar mis lágrimas mientras me contaba su historia. Sentía mi corazón tan adolorido que quería salir corriendo y encontrar un lugar para arrodillarme y rogarle al Señor Jesucristo que la sacara de esa oscuridad. Sentí el peso de esa oscuridad que apretaba mi pecho. Tenía una urgencia enorme de pronunciar "Jesús te ama" y me vino este versículo a mi mente: "Con amor eterno te he amado" (Jer. 31:3). Luego esperé que hiciera una pausa en su conversación para presentarle el Evangelio sin embargo al instante me llené de paz y entendí que ella estaba en estado de embriaguez por lo que Dios me hizo comprender que El ya tiene preparado el tiempo y lugar para su encuentro personal con ella y que El ya comenzó su buena obra. Wow! Pude sentir cómo Dios ya la había amado desde antes de que existiera. Mientras hago la recreación de ese momento y escribo este blog, veo una imagen como la siguiente: El es su novio, fue a su encuentro afuera de su casa porque la va a llevar a pasear, pero cuando El llega yo estaba allí conversando con ella pues somos amigas y cuando El la ve, la ve tan preciosa que se deslumbra y comienza a dedicarle todo su amor con palabras al punto de que yo me siento como "haciendo de mal tercio", me alejo y me voy. Así veo el cuadro, qué hermoso!

Justo en esos días en que me sentía que no era tan útil para Dios pues estaba con mis enredos encima, Dios me dio la oportunidad de encontrarme con esta chica y ver el profundo amor que El tiene por la humanidad entera. Esto conmovió mi corazón una vez más. No se trata de mí, no se trata de cuánto yo se, no se trata de cuánto sea capaz de lidiar con problemas, ni otras habilidades. Se trata de lo que El puede hacer en la vida de otros por amor y de cómo le permitamos a Dios utilizarnos para sus propósitos.

Oremos para que Dios me de la habilidad del idioma y poder compartirle el Evangelio de forma clara la próxima vez que nos reunamos ya que ella dijo estar dispuesta a un segundo encuentro.