domingo, septiembre 01, 2019

Mi vida devocional


Desde que llegué a conocer a Jesús mi vida entera cambió y se transformó. Antes de conocerlo no tenía idea de lo que era un devocional o lo que significaba pasar tiempo con El, sin embargo mi necesidad siempre estuvo allí latente pidiendo a gritos tener ese tiempo con el Salvador de mi alma. 

Mientras comencé a caminar con Jesucristo aprendí a vivir un nuevo estilo de vida: los devocionales, los ayunos, la oración, la lectura de la Palabra. Todos estos buenos hábitos se fueron incluyendo en mi vida y a medida que me alimentaba quería más y más de ese pan diario. 

Pensé que este estilo era "el único" sin embargo, me di cuenta esa parte creativa de Dios. Habían tiempos en que mi devocional era silencioso, otros en que me gustaba cantar alabanzas, otras veces lo hice guiada por algún texto y en ocasiones fue con danzas de júbilo. Todo estas formas de adoración y devoción hacia Dios me ha hecho conocer a un Dios extraordinario, a un Padre amoroso que me cuida y está interesado en mi. 

No puedo negar que han habido temporadas en mi vida como cristiana que me he sentido apagada y desmotivada, puedo hablar de esto en otro artículo pero hoy me quiero centrar en la parte de mi vida devocional que ha hecho que yo crezca y experimente a Dios de maneras diferentes. 

Antes de salir al campo misionero experimentaba a Dios de manera "normal" o "pasiva" (voy a usar este término para diferenciar y enfatizar lo que voy a mencionar después). Me refiero pasiva porque era algo que solo experimentaba en momentos claves en que yo recurría cuando tenía situaciones difíciles, muchas veces pedí auxilio a Dios cuando estaba en apuros. No intento decir que no oraba o clamaba a El pero puedo decir que hubo una temporada que caí en una rutina religiosa. Todo esto me pasó un año antes de salir, mi trabajo me demandaba mucho tiempo de dedicación a tareas y responsabilidades que cumplir. Pero Dios determinó que ese año sería el último de vivir tratando de "llenar el vaso" para hacerme vivir un "río incontenible" de bendición y fe.

Así que, cuando di el primer paso para prepararme para salir al Africa, tuve que mudarme a la capital para empezar un entrenamiento misionero. Este tiempo fue clave y muy NECESARIO para mi ya que fue la excusa perfecta que Dios usaría para enseñarme lo que era vivir y respirar en El. En la capital tuve un tiempo muy duro, no pensé que salir de casa de mi madre sería una muralla que debía ser derribada. Después de las clases iba a mi departamento y me quedaba horas en soledad. No era 1 o 2 horas sino HORAS en soledad y solo me quedaba recurrir a Dios en esos tiempos. El departamento quedaba en una colina donde el internet fallaba mucho, hablaba poco con mis padres y poco a poco mis amistades fueron olvidándose de mi y yo de ellas. 

Lo que intento decir es que aprendí a conocer a Dios en el silencio de mi vida. Después de 10 años de actividad por temas de trabajo yo nunca estuve sola, y enfrentar la quietud, la soledad, la contemplación  de la naturaleza estática que miraba desde mi ventana era una locura para mi. Pero Dios me enseñó su amor y descubrí que El también es hallado en la quietud. Al principio esa quietud era interminable para mi: lloré, sufrí, le pregunté a Dios sus propósitos, etc.



Actualmente esos momentos de quietud se me hacen cortos y quisiera que fueran eternos para estar con mi Señor. Cuando llegué a Madagascar, no fue nuevo para mi estar a solas tanto tiempo y de paso tener diferencias de horarios entre mi país y el país en el que estaba. Tampoco era nuevo no tener señal de internet justo en el preciso momento en que podía hablar con mi familia jajaja. Dios me había preparado en Ecuador para esos tiempos en el campo. 

Mientras estuve en Madagascar mis tiempos con Dios era más que un devocional, era un diálogo diario con El en todas las horas, sentía que El me acompañaba siempre. Aprendí a reconocer Su voz aún mucho más que antes. Mis devocionales ahora son más que un "tiempo en la mañana" sino a cualquier hora y varias veces de ser posible. En estos devocionales incluyo horas de adoración en Su presencia, el meditar en Su Palabra es un deleite. Nada de esto lo hubiese conseguido sin la ayuda de El a través de los tiempos duros.

Hoy te animo a seguir luchando, hoy te digo: LEVANTATE, esto recién empieza. Dedica tiempo a conocer a Dios, a tu Padre Celestial que tiene muchas cosas para decirte. Cuéntale todo lo que sientes y lo que estás atravesando para que El intervenga de manera prodigiosa en aquello que crees que no tiene salida, respuesta o solución. Eres el instrumento que El escogió para este tiempo, y todo lo que has vivido es para alcanzar a otros que ESTAN en TU LUGAR ahora y que están sintiendo lo que tu has sentido. Permíte a Dios que guíe tu vida y que ponga paz en ti. 

Bendiciones.